E L E S C R I B I E N T E
(un fragmento)
*
NOTA DEL EDITOR
NOTA DEL EDITOR
El escribiente no
es un poemario, es la divulgación parcial del “informe para una
academia” redactado en versos.
Escrito en el transcurso de trece noches de
insomnio y reclusión en el cuarto materno,
este libro compila visiones caóticas de un pasado inmediato,que ordenadas
permiten una revisión del borroso origen de un personaje signado por el
secreto. Transitando los lugares ya vistos con una mirada sonámbula el
escribiente ve el oculto entramado que une cada ámbito de su existencia, y así
reinterpreta sus actos cotidianos como parte de una simbología
personal.
Resultado de tales tareas –anotar, fichar, tener en cuenta-
el informe es
elevado a “la academia”, que en las asambleas de la noche, decide su regreso
al día. Con la sola condición de no instruir a otros en el secreto, le es
permitida la escritura, y lo que ella dice: actos de venganza
privada.
Es así como este
volumen, autorizado para su distribución, circulará en forma comercial
con el solo “pretexto” de llegar a manos de aquellos sobre los que se ha dictado
la sentencia.
El insecto ha
salido de su cuarto e informa de sus movimientos.
**
EL ESCRIBIENTE
En el hinduismo
existen cuatro castas: los sudras, los vaisya, los ksatriya y los brahmin;
por debajo de ellos están los animales, el mundo vegetal y el mundo físico
elemental. El mundo entero es una institución educativa y cada criatura está
tratando de aprender una lección: desprenderse del ego, cancelar
el “yo”, no estar
allí. La meta de la vida es haberse borrado a sí mismo, y su recompensa, no reencarnar.
El hinduismo apela al “gurú” para ilustrar la relación con el
ego y el ideal a conquistar, que llama “dharma”. En India la
palabra “gurú”
significa “maestro”. Indica a alguien que pasa a ser el modelo.
Se supone que uno
como discípulo se identificará con el maestro, hasta ser igual a él, y
luego transmitirá en línea a otro ese mismo ideal. Cuando el mensaje se emite
sin la contaminación de la individualidad, se alcanza la máxima virtud. Se
llega a la perfección cuando uno ocupa su lugar como si no hubiese nadie
allí.
Algo de dharma
conlleva la tarea de un “escribiente”, también conocido como “amanuense”.
Su labor consiste en redactar la voluntad del Juez -Doctor Wolf-, y
plasmarla: tamaño oficio, times new roman 14, doble interlineado,doble sangría.
Cada papel a primera hora, incorporado en el último de los cuerpos que
componen el expediente que le fue asignado. Cada uno de los
cuerpos, formando
una pila, ubicada en el borde externo derecho del escritorio,en la oficina de
Su Señoría. Si el trabajo está bien hecho, el juez firma y el expediente vuelve
a su casillero, con el despacho cosido por manos invisibles.
Cada renglón debe
redactarse con fidelidad a las necesidades del Juez,de manera que no
exista ningún tipo de huella personal. Por eso el Juez debe hacer
correcciones iracundas con lápiz de capuchón rojo, múltiples signos de fustigación sobre
la letra del escribiente: una, dos, tres, todas las veces que sea necesario.
El escribiente
que escribe sin convencimiento alcanza la perfección de “no estar allí”.
Su virtud es transmitir, palabra por palabra, el dictamen del Tribunal.
Pero un día 13,
mientras zurcía una cédula de notificación, una aguja infecta inició la
fiebre medular del escribiente, y así, en su hogar materno, en un cuarto
chiquito y oscuro, contó 13 noches de insomnio, y en 13, el informe para una
academia:
***
1. (parto)
sí, de medianoche
succión y parto
¿pero quién fui
antes?
arranco mi bozal
digo por primera
vez la sed y la palabra
garganta
precipicio digo “tengo sed”
y huyo de la casa
poseído
persigo al lobo
una pira de ojos
funerarios
sobre la pelambre
ensangrentada
¿quiero
demasiado?
todo… menos
dormir
al arrullo del
empedrado
el barrio
exterminó cada viuda
cada familia
eslovena
exterminó la mía
sobreviví a todos
y sobrevuelo
cortando el aire
negro
terriblemente
sólo
veo los techos
planos
veo basurales
lomos de autos
una a una las
luces de los postes
como cirios las
apago
y por donde voy
entrego sombra
ausculto a cada
durmiente
a través de las
paredes
(necesito
entender más el silencio)
escondidos
hay engranajes
esto es el turno
de la noche
cumplo
instrucciones
mi mano acaricia
el secreto florecido
lo invadí de
súbito
húmedo y frágil
como un ángel
su himen
bajo mis yemas se
desgaja:
se abre
es mío
se cierra
la beso
y otra vez vuelvo
a remover cada
membrana:
cercos paredes
camas sábanas piyamas
a tornar al
inicio
donde alrededor
todos dormían
sin dominio
alguien tiene que
conducirlos hasta el jardín
enjuagarlos con
el agua de los bautismos
con lo que yo sé los
salvaría
dictaminaría un
evangelio
esta noche puedo
eso exactamente
y no quiero
tengo un motivo o
tengo miedo
no hay diferencia
de pronto con
caparazón y tan chiquito
me repliego…
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